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Y si los maestros fueran los niños...

Y si los maestros fueran los niños...

Recientemente hemos tenido ocasión de leer una de esas estadísticas que hacen algunas revistas sociales y científicas. No somos muy amantes de las generalizaciones. Hasta puede parecer un poco absurdo que se emplee tiempo y recursos en averiguar si los hombres son o no más infieles que las mujeres o cuántas veces cae la tostada por el lado de la mantequilla, pero en esta ocasión nos ha parecido muy interesante porque nos ha dado que pensar y mucho. Y si los maestros fueran los niños...

¿Qué interesa a los adultos? ¿Y a los niños?

En una de esas encuestas, como os digo, se preguntaba a un adulto y a un niño qué cosas eran las que más les preocupaban.

Estas son las respuestas más comunes que contestamos los adultos cuando nos preguntan qué es lo que más nos preocupa:

- La crisis, la estabilidad o sea, el dinero.

- La vejez y sus efectos o lo que es lo mismo, la imagen.

- La salud.

Pregunta qué es lo importante a un niño

Al parecer, si preguntas a un niño qué es lo que más le preocupa todas las respuestas van dirigidas al entorno y el bienestar común:

- El medio ambiente: que se respete y mantenga su entorno. Los animales. Que no se pisen las flores de su parque.

- La familia: la felicidad de todos los miembros de su familia.

- Los amigos: la aceptación y el bienestar de las personas que le importan.

Cuando nos hacemos adultos se producen tantos cambios contraproducentes: perdemos espontaneidad, somos más cautos, menos creativos y al parecer también cambiamos, el orden de las prioridades.

¿Quién debe aprender de quién?

Por descontado nuestras preocupaciones son importantes pero deberíamos empezar a cambiar los pilares sobre los que se deben asentar el resto de inquietudes y colocar las cosas más importantes en el lugar que les corresponde. Pensar un poco menos en los valores materiales y más en la familia sería un buen comienzo.

Tenemos mucho que aprender de nuestros hijos. A menudo nos olvidamos de las cosas importantes. Si tenemos todos claro que "el dinero no hace la felicidad" y que "no hay rico más pobre que el que solo tiene dinero" cambiemos el rumbo y empecemos a preocuparnos por las cosas importantes porque es el único modo de producir cambios en el resto de las cosas.